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Estado de alarma – COVID-19: lecciones en época de crisis sanitaria
Estado de alarma – COVID-19: lecciones en época de crisis sanitaria 720 514 Dr. Alberto Orta Ruiz

El coronavirus es un virus de la familia coronavirudae, se trata de virus RNA que habitualmente afecta a aves y mamíferos produciendo cuadros respiratorios y digestivos. Aunque la infección en el ser humano no es habitual, en ocasiones genera cuadros respiratorios como catarro, bronquitis o cuadros mas graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) o el síndrome respiratorio agudo (SARS-CoV). El COVID-19, también llamado coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo (SARS-CoV-2), forma parte de esta familia, fue aislado por primera vez en Wuhan (China) en diciembre de 2019, se piensa que tiene un origen zoonótico (trasmisión desde un animal al humano). Desde entonces el virus se ha extendido en diferentes localizaciones del planeta, incluido nuestro país.

Desde que a principios del mes de febrero fuéramos conscientes de la gran amenaza, han ocurrido muchas cosas algunas desafortunadamente negativas como el rápido incremento de infectado, pacientes hospitalizados y en cuidados intensivos o los fallecimientos siendo más incidentes en personas de avanzada edad, pero otras a pesar del contexto muy ejemplares, positivas y que hay que sacar en valor. Me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones personales, sobre aspectos positivos y lecciones a futuro, que nos vendrán bien para reconstruir el país.

Sanidad y salud pública: el mejor escudo frente al virus

Una de las puestas en valor estos días es el papel fundamental que tiene la sanidad pública y los servicios de salud pública como herramientas de protección social. Las comparaciones con otros países sin sistema público de salud, aunque son desafortunadas, nos muestran datos objetivos de tasas de infección elevadas, e incremento de la desigualdad en el acceso a los cuidados sanitarios. Hoy en día, no sabemos si esto a futuro repercutirá en una tasa de fallecimiento son sesgo hacia la población mas desprotegida.

España siempre ha contado con un sistema de salud público, fuerte y de calidad, que ha sabido responder satisfactoriamente a las necesidades en cuestiones de salud que se han ido planteando a lo largo de los años. Algunas diferencias si que son apreciables, entre comunidades autónomas que apostaron por recortes presupuestarios y privatización de servicios y otros modelos de gobierno con un carácter más progresista.

Son muchas las voces que han defendido durante años la calidad, el carácter público y la universalidad del sistema sanitario, e incluso el blindar estos objetivos a los posibles cambios que puedan ocurrir en el curso político. No cabe duda, que saldremos de esta crisis, y será satisfactoriamente por un sistema de salud publico que no deje nadie atrás. La rápida adaptación y ampliación de las unidades de hospitalización, cuidados intensivos y servicios de urgencias, la formación exprés de sus profesionales y la redistribución de recursos materiales y humanos solo demuestra estos días la importante capacidad de adaptación y versatilidad.

Por último, no menos importante mencionar a los profesionales de la salud: ¡médicos, enfermeras, auxiliares, celadores…todos! La gran altura en cuanto a profesionalidad y esfuerzo que están mostrando; a pesar de incontables horas de trabajo, impactos emocionales por los fracasos terapéuticos o las bajas entre los compañeros, o su capacidad de adaptación a protocolos que cambian cada día o a la falta de medios de protección. Sois y seréis el motor de este proyecto común, al servicio y protección de la sociedad. ¡GRACIAS!

Cuando la crisis acabe, nos daremos cuenta lo importante que es blindar este escudo que a todos nos protege: una sanidad pública, universal y de calidad.

Estadio de Bienestar, un modelo indiscutible de protección social en tiempo de crisis

Con el incremento acelerado del numero de personas infectados, el gobierno de España precisó de medidas extraordinarias para poder hacer frente esta pandemia. No solo hablo del estado de alarma, si no más importante de las medidas de distanciamiento social y cuarentena de pacientes infectados. Estas medidas objetivamente llevaban implícitas un impacto sobre la economía claro, pero también sobre las familias y los ciudadanos. Muchas personas vieron alteradas sus rutinas laborales y familiares, y otras desafortunadamente se encontraron de forma abrupta en situación de desempleo o vulnerabilidad económica.

La filosofía de un estado de bienestar sólido es poder estar al lado de los ciudadanos que por distintas circunstancias se encuentran en situación de vulnerabilidad. Aunque nuestro país, dispone de algunos derechos en calidad de protección social como puede ser las prestaciones por desempleo, bonos energéticos sociales u otras ayudas… la situación ha obligado a ampliar la protección con medidas extraordinarias como las que prohíben el despido, medidas económicas para ciudadanos en situación de alquiler, ayudas a autónomos con disminución de ingresos, medidas de adaptabilidad del entorno laboral (fomentando el teletrabajo y la flexibilidad de horarios), etc.

Cuando la situación mejore y el país recupere su actividad, debemos no solo consolidar estos derechos y prestaciones, sino reforzarlos para tener un estado de bienestar sólido que responda en situaciones de vulnerabilidad.

Unión del pueblo: solidaridad y responsabilidad social

La crisis sanitaria ha tenido un impacto negativo en muchos ámbitos de nuestra sociedad, uno de los más relevantes el número de fallecidos. Resulta complicado encontrar un punto positivo con este contexto, sin embargo, hay que destacar que nunca la sociedad española se había enfrentado a un enemigo de esta magnitud y que la respuesta de la misma ha sido la unidad y responsabilidad social frente al virus.

La solidaridad y el reconocimiento profesional ha inundado los hogares del país. Una de las primeras iniciativas fue el aplauso sanitario, que cogió por sorpresa a los profesionales de la sanidad, y que se ha venido repitiendo todos los días. Es indescriptible el sentimiento de apoyo, energía que manifiestan muchos de ellos cuando se les pregunta. El gesto ha tomado tal magnitud, que fuerzas de seguridad del estado se aproximaban a los centros hospitalarios cada día con sus coches policiales, para rendir también homenaje. Este apoyo al personal ha ido más allá y muchas personas desinteresadas han preparado alimentos y material sanitario confeccionado para hacer frente a las duras horas de trabajo.

Otras muestras de solidaridad menos conocidas han sido la llegada masiva de cartas anónimas para pacientes hospitalizados en unidades COVID. Muchos pacientes han encontrado en estas cartas un soplo de aire fresco y energía vital, para seguir luchando en la situación de soledad del aislamiento.

Pero no todo se ha centrado en los centros hospitalarios, vecinos y vecinas de todas las edades han mostrado su apoyo a ciudadanos en situación de dependencia (adolescentes ofreciendo ayuda para realizar la compra a personas mayores, por ejemplo), o incluso suministrar apoyo a personas en cuarentena o aislamiento por enfermedad.

Son muchas empresas las que también han puesto a disposición de la administración y del gobierno sus recursos para la producción de material sanitario u otras necesidades en esta crisis.

Por último y no menos importante, la disciplina y responsabilidad colectiva de los ciudadanos para mantener las medidas de distanciamiento social durante toda la cuarentena, y que ha permitido de forma exitosa que la tasa de incremento de infectados se haya reducido considerablemente.

Sin duda, no perdamos esta unidad, ya que unidos somos capaces de hacer cosas grandes.

Europa se juega su identidad

El fin último de la Unión Europea no es otro que fortalecer y unir los pueblos que conforman Europa, respetando su diversidad y haciéndolos mas fuertes ante la posible adversidad. La crisis del coronavirus, ha golpeado fuerte también a nivel de la unión; aunque todos los países miembros tienen ciudadanos afectados en menor o mayor medida, el número de infectados y la magnitud del problema ha sido mayor en países del sur como Italia y España. La demanda de ayuda sanitaria por parte de estos países, y la incertidumbre de si la crisis finalmente alcanzaría el mismo nivel, ha mostrado algunas muestras de insolidaridad que han cuestionado la propia identidad de la Unión. Además, en vistas al impacto económico que dejara esta crisis, algunos países como España, ha instado a la UE a poner en disposición de los países miembros Bonos que permitan la reconstrucción de los países afectados. Esta posición a suscitado criticas muy fuertes por países menos afectados, y con cierto punto de insolidaridad.

Sin lugar a duda, cuando se demuestra los valores de la unión de países, es en tiempos de dificultades como ocurre actualmente, la respuesta de la Unión Europea va a ser determinante, sobre las bases sobre las que se fundamenta y las relaciones futuras de los países miembros. Es el momento de mostrar unidad y coordinación para afrontar la crisis juntos, y reconstruir las economías afectadas, las relaciones fracturadas y sumar entorno al proyecto que nos llevo a unirnos y en el que todavía muchos creemos.

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